dilluns, de setembre 17, 2007

Escuchar

Para poder escuchar con detenimiento y ofrecer al otro el respeto que como ser humano merece, es necesario permanecer en silencio y practicar la contención mental, para que la mente se centre, totalmente, en las palabras del otro y evite caer en lo que, según los padres del desierto, es el peor de los males: la dispersión. Hay que reconocer que, a veces, la mente es como una abeja que vuela de flor en flor, como una pluma que queda suspendida en el aire y que está a merced del viento.
El acto de escuchar exige una ascética mental, un dominio de la facultad imaginativa y de la capacidad de fantasear. El silencio exterior es el punto de partida de un viaje hacia el silencio interior. Ya en el interior, el trabajo que se presenta es inmenso: hay que silenciar las voces de la mente, pero también los gritos del corazón.
Sólo cuando conseguimos superar con éxito este objetivo, el otro resuena en nuestro interior, su presencia ilumina lo más profundo de nuestro ser y nos damos cuenta de que no estamos solos.

Francesc Torralba en "L'art de saber escoltar"

2 comentaris:

Anònim ha dit...

Es un planteamiento muy budista.Estoy totalmente de acuerdo , además puedo asegurar que tú , mi querido Luo,eres de las personas que lo ponen en práctica.Una vez más : GRACIAS!

Anònim ha dit...

Eso de escuchar es muy difícil. Yo sólo he aprendido a callar y ser "educado" permitiendo que el otro se exprese pero, escuchar de verdad, no sólo esperando a que me toque el turno de nuevo, sino intentando comprender (no sólo entender) lo que el otro me explica, eso es muy difícil. Ya digo, en el mejor de los casos uno aprende a "ser cortés" y permitir que el otro tenga un tiempo para expresarse. Ah, y si me parece que habla más tiempo del que he hablado yo, empiezo a sentir mal rollito dentro. :-(